Existe en el ser humano, como en
todo ser vivo una vasta red de terminaciones nerviosas que nutren de
información a cada órgano, músculo, hueso, célula del cuerpo que le permiten
cumplir su función en pos de todo el organismo vivo en su conjunto. Esta red nerviosa
se extiende a la planta de los pies, como así también manos, rostro, espalda;
pero en este caso los pies como depositarios de numerosísimos capilares
nerviosos donde confluye la información de todo el cuerpo. Nutriéndose de esta
información lo reflejan a través de durezas, humedad, dolores, zonas
enrojecidas, etc.
Desde tiempos remotos el hombre buscó la conexión con estas zonas del pie y fueron usadas
para mejorar molestias corporales. En la actual China, Egipto, los indios en Norteamérica
y también los Mapuches, hay vestigios de su utilización. El contacto fue
avanzando hasta la elaboración de esquemas reflexológicos con la ubicación de
cada órgano. Cada cultura recibió de sus ancestros esta información, que
perduró a través del tiempo. Así han trascendido distintas formas de trabajar
desde la reflexología, aliviando síntomas y dolencias ; todas ellas con el
respaldo de la utilización a lo largo de la historia de la humanidad, cualidad
que la potencia como terapia.
Estos hologramas del cuerpo en los
pies, responden a su vez al toque dado por el reflexólogo que auna sus
conocimientos y sensibilidad enriqueciendo su trabajo. Cada reflexólogo cuenta con un campo de
experiencia de quienes le precedieron desde tiempos muy remotos.