Separatividad.
Conglomerados de gente. Muchos
reunidos en una misma ciudad, calle, subte, colectivos, pocos se conocen,
muchos van solos, vamos y venimos; no hablamos con nuestro compañero
circunstancial, no hablamos con desconocidos.
Aislados pero apretujados; cada
uno en su burbuja, en su isla, inmerso en su rutina de vida mientras justamente,
la Vida transcurre, se escurre, casi
insensibles.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzBkSUI19i6fayymW8b2ltk3JthPaVZjqffHr52CcgeQ6h7AkKSTP5hWnjB26qv2JnnHSIMG19qXgOXKh05IKx7rsb9KLGMnXPr5aTql-zFK2JkZk08Jkl7YfVC-krHE_EKRCMG6v3PrmA/s1600/cara-contractura%5B1%5D.jpg)
Soy un ser con vida, insignificante,
un punto diminuto en un planeta que denominamos Tierra; a su vez diminuto en
esta galaxia, en el espacio infinito.
Transitamos la vida como
dormidos, anestesiados. Hacemos lo que todos hacen, construimos nuestra rutina
de vida, es necesario, como todo ser en esta sociedad, pero así nos
aislamos de nuestro centro, de nuestro Ser. Ya casi ni nos sentimos, vamos como
en una película
diaria y, para sumar externalización, nos sumergimos en nuestros
celulares, IPOD; MP3; etc. Conectados con toda red social electrónica que
exista, pero aún
así el
sentimiento de aislamiento y separatividad sigue allí.
Queremos parar, observar, para
sentir y ser conscientes de nuestra existencia;
cuando se logra te sentís como en un mundo distinto, mas amoroso,
compasivo. Te das cuenta del valor de tu vida y de la ajena. No querés
desperdiciar ni un minuto sintiendo miedo, ira, frustración.
¿Para qué? Si la existencia es más hermosa
y se despliega con todo su esplendor y magnificencia.
No te externalices volvé a tu
centro; a sentir el Amor de la Creación. No
dejes llevarte por la marea de comunicación vacía,
virtual. Por los contactos sin CONTACTO; por los mensajes de dolor y miedo que
tiene la sociedad como mecanismos de control.
La Vida es más que eso.